Es la segunda fase de la metodología design thinking, que permite trabajar de forma ágil la identificación y construcción de conceptos e ideas en cada fase de un proyecto.
En diseño, explorar consiste en el uso de diversas herramientas de investigación cualitativa cuyo objetivo es la comprensión y delimitación del problema a resolver mediante el estudio y entendimiento del contexto y de las personas implicadas.
En resumen, consiste en ponerse en la piel de la persona que tiene un problema, conocer su necesidad y puntos de dolor para darle sentido al reto y conducir el proyecto a un buen planteamiento final, teniendo en cuenta todo este conocimiento.
Estas son algunas de las técnicas que se utilizan en esta fase de la metodología design thinking: entrevista cualitativa, benchmarking y mapa de empatía, entre otros.
Después de plantear cómo es el cliente final en la fase de mapear, llega el momento de conocer realmente cómo es y de validar los conceptos establecidos previamente.
Esta fase sirve para conocer de primera mano cómo es el cliente final mediante una serie de técnicas y estrategias, con el objetivo de comprender cuáles son realmente sus necesidades y entender el porqué de estas.
También sirve para que todos los miembros del equipo tengan muy claros los puntos de dolor del usuario y poner el foco en este problema para el posterior proceso de construcción.
Tras realizar un trabajo de campo y una investigación, se llevan a cabo técnicas de pensamiento visual para su síntesis.